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HISTORIA

El proyecto y programa de Filosofía para Niños aparece en Estados Unidos a finales de los años sesenta y parte de la constatación de que no es posible conseguir sociedades verdaderamente libres y solidarias si no conseguimos personas capaces de pensar por sí mismas en el marco de un proceso solidario y cooperativo de discusión. Su inspirador, iniciador y principal autor es Matthew Lipman, profesor de la Universidad de Montclair (New Jersey). Allí se crea el Instituto para el desarrollo de la Filosofía para Niños (IAPC) como marco institucional para el desarrollo del curriculum, las labores de investigación pedagógica y la formación de profesores. Gracias al IAPC, Filosofía para Niños es hoy el nombre de un vasto proyecto educativo que se ha ido implantando en todo el mundo.

 

En Junio de 1985, con ocasión del Congreso sobre Filosofía y Juventud, Matthew Lipman presentó en Madrid su proyecto. A partir de este momento, un grupo de profesores fue desarrollando una intensa labor de traducción, formación, difusión, aplicación e investigación con el fin de probar de una manera práctica la validez y utilidad de este proyecto y profundizar en las ideas que lo inspiran. Para llevar a cabo esta actividad, surgieron dos grupos de trabajo: uno en Barcelona, bajo las siglas de Institut de Recerca per l´Ensenyament de la Filosofia (IREF), y otro en Madrid, bajo el nombre de Filosofía para Niños. Ambos alcanzan en poco tiempo un rápido crecimiento.
Lipman
Matthew Lipman
Debido a este desarrollo, el grupo de Filosofía para Niños, ya con implantación en toda España, se constituyó como Asociación en Marzo de 1992, con el nombre de Centro de Filosofía para Niños. Se trata de una Asociación de ámbito estatal, guiada por el afán de contribuir a la mejora y calidad de la enseñanza desde los presupuestos ideológicos y planteamientos metodológicos que el mencionado proyecto plantea.
Para ello, se propone como fines:
  • La organización y fomento de experiencias pedagógicas, preferentemente en el campo del desarrollo cognitivo, moral y estético.
  • La investigación educativa en el campo de la aplicación de procedimientos de enseñanza innovadores.
  • La creación de nuevos materiales curriculares coherentes con un aprendizaje activo y significativo.
  • La formación permanente del profesorado mediante la realización de cursos, seminarios, conferencias, coloquios, jornadas y otros cauces encaminados al intercambio y aplicación de conocimientos y experiencias pedagógicas.
  • La colaboración con las Instituciones públicas y privadas relacionadas con la enseñanza, para la discusión y elaboración de proyectos e iniciativas educativas.
Desde esta perspectiva, el Centro de Filosofía para Niños colabora estrechamente con centros de similares características de ámbito internacional, para hacer posible el intercambio de experiencias y proyectos. Es miembro del Consejo Internacional para la Indagación Filosófica con Niños (ICPIC), que agrupa y reúne a centros y miembros activos de todo el mundo. También es miembro fundador de SOPHIA (European Foundation for Philosophical Inquiry with Childrens), organismo que surge con la pretensión de recoger y encauzar las iniciativas de los centros europeo.
Aquella primera Asociación de Filosofía para Niños, experimentó con el tiempo un profundo cambio para adecuarse a las nuevas exigencias que impuso la estructura administrativa y política que España adoptó desde el comienzo de su andadura democrática. La relación con los distintos organismos autonómicos para la realización de las actividades, hizo necesaria la creación de Asociaciones de Filosofía para Niños en cada una de las Autonomías y la constitución de una Federación de todas ellas. Esta Federación tiene su reconocimiento jurídico y ha asumido las funciones que las distintas Asociaciones han creído oportuno encomendarle.
La Asociación de Filosofía para Niñ@s del Principado de Asturias es uno de los miembros activos de la Federación.

 

 
METODOLOGÍA

El programa de Filosofía para Niños posibilita un aprendizaje significativo, estimula la reflexión y ayuda al cuestionamiento y replanteamiento de aquellos temas que pueden tener interés para los niñ@s y adolescentes según su edad, situación y contexto.

Para ello, considera que el método adecuado es el diálogo realizado en una comunidad que busca, trabaja e investiga conjuntamente.

Pretende, pues, mediante el desarrollo de habilidades cognitivas, emotivas y sociales, que aprendan a pensar de modo crítico y creativo, que es la única manera de preparar ciudadanos en una democracia.

Esto conlleva un modo de entender la educación, una manera de trabajar y una determinada disposición y preparación del profesorado.


 

Contenidos
1. FpN y el modelo educativo tradicional.
2. Hacia un nuevo modelo de aprendizaje.
3. La importancia de educar en valores.

 

FPN Y EL MODELO EDUCATIVO TRADICIONAL

Una meta de la educación es liberar a los estudiantes de hábitos mentales que no son críticos, que no cuestionan nada, para que así, puedan desarrollar mejor la habilidad de pensar por sí mismos, descubrir su propia orientación ante el mundo y, cuando estén listos para ello, desarrollar su propio conjunto de creencias acerca del mundo. No podemos esperar que los niños se respeten a sí mismos como personas a menos que hayan aprendido a utilizar de manera óptima los poderes creativos e intelectuales con los que están equipados. Todo niño debería ser alentado a desarrollar y articular su propio modo de ver las cosas.

(La filosofía en el aula, pág. 171)

El programa de Filosofía para Niños trata de dar respuesta a unas cuantas preguntas básicas que ponen en tela de juicio el modelo educativo tradicional. Algunas de ellas podrían ser éstas: ¿En qué aspectos nos ha defraudado más la educación? ¿Cuál es el ideal al que la práctica educativa debe intentar acercarse?
Las respuestas no pueden ser ambiguas; han de mostrar con claridad las deficiencias y proponer alternativas viables y coherentes con los principios que se establezcan.
La escuela debe definirse por la naturaleza de la educación y no al revés. Por ello, en vez de insistir en que la educación es un tipo especial de experiencia que sólo puede proporcionar la escuela, deberíamos decir que cualquier cosa que nos ayude a descubrir el sentido de la vida, es educativa, y las escuelas son educativas sólo en la medida en que facilitan tal descubrimiento. Así, si el problema es definir el modelo de educación, este problema empieza a resolverse cuando partimos de la necesidad de una educación significativa.
Frente al modelo tradicional, que concibe la educación como una iniciación a la cultura y cree que la persona educada es el individuo “instruido”, Filosofía para Niños pretende una educación que anime y permita a los niños pensar por sí mismos desde sus propios elementos significativos. No debe ser el niño asimilado a la cultura, sino ser él quien asimile la cultura.
El programa de Filosofía para Niños parte, pues, de que la relación entre la escuela y el significado debería ser considerado como algo inviolable. Por ello, piensa que las escuelas han de dedicarse principalmente a ayudar a los niños a encontrar significados apropiados para sus vidas. Pero los significados no se pueden dar o transmitir a los niños: tienen que adquirirse. Por eso, tenemos que aprender a disponer las condiciones adecuadas que faciliten a los niños el hacerse con las claves convenientes y dar ellos mismos significado a las cosas. Debemos hacer algo que capacite a los niños para que consigan alcanzar el sentido por sí mismos.
No conseguirán dicho sentido aprendiendo simplemente los contenidos del conocimiento de los adultos. Debemos enseñarles a pensar, y, en concreto, a pensar por sí mismos. Pensar es la cualidad por excelencia que nos capacita para lograr significado.
Lipman considera que el estudio y método de la filosofía puede ser buen camino, ya que, tanto por los temas que plantea como por el modo en que lo hace, permite la reflexión evitando todo peligro de adoctrinamiento.
Por ello, al enseñar filosofía, el profesor debe estar preparado para alentar y cultivar una rica gama de estilos de pensamiento y al mismo tiempo insistir en que el pensamiento de cada niño sea tan claro, coherente y comprensivo como sea posible, siempre y cuando el contenido de ese pensamiento no se vea comprometido directamente.

HACIA UN NUEVO MODELO DE APRENDIZAJE

La filosofía es una disciplina que toma en consideración formas alternativas de actuar, crear y hablar. Para descubrir estas alternativas los filósofos evalúan y examinan constantemente sus propias presuposiciones, cuestionan lo que otras personas normalmente dan por sentado y especulan imaginativamente sobre marcos de referencia cada vez más amplios.

(La filosofía en el aula, pág.193)

Según esto, hay ciertas presuposiciones implícitas en el programa de Filosofía para Niños acerca de la naturaleza de la mente y de los mecanismos de aprendizaje. En lugar de concebir la mente como un recipiente pasivo y vacío que debe ser rellenado con información y contenidos para poder ser “educado”, se presupone que los niños aprenden al estar involucrados de manera activa en una exploración. Aún más, se presupone que el conocimiento no es algo que se aprende simplemente a través de la repetición, sino algo que se domina a través de la interacción con el ambiente y resolviendo problemas que son importantes para los niños.

En este sentido, se parte del hecho de que todo individuo nace en una comunidad y en ella asimila de manera no reflexiva los contenidos, formas y valores propios de su cultura. Sus instituciones -ciencia, arte, justicia, etc.- le marcan los procedimientos y criterios de actuación y le ofrecen las principales ideas y creencias de su contexto natural. De este modo, decimos que una persona tiene el carácter de un buen ciudadano cuando ha interiorizado, esto es, adoptado como propios, los mecanismos sociales de la racionalidad en la práctica institucional.
Esto nos lleva a hablar, sin duda, de un primer conocimiento básico, de una primera experiencia prerreflexiva y vital de la realidad circundante, sobre la que habrá que construir, por vía de reflexión, todo el edificio del conocimiento racional elaborado y propio.
Esto implica que no podemos considerar la sociedad que sirve de marco de referencia y de substrato básico y vivencial como algo incuestionable, acabado y cerrado. Es preciso pensar y presentar la sociedad y sus instituciones como algo problemático, abierto, revisable y criticable, que invita a la discusión y a la clarificación. Para ello tendría precisamente sentido la filosofía.
Asimismo, la filosofía se preocupa de clarificar significados, descubrir supuestos y presuposiciones, analizar conceptos, considerar la validez de procesos de razonamiento e investigar las implicaciones de las ideas y las consecuencias que tiene para la vida humana sostener unas ideas u otras.

LA IMPORTANCIA DE EDUCAR EN VALORES

Si queremos ciudadanos adultos que sean racionales respecto a los valores, deberíamos introducir a los niños en la investigación en valores de tal manera que puedan descubrir por sí mismos que aquello que posee un valor genuino no es el objeto de un deseo cualquiera, en todo caso trivial e inmaduro, sino que más bien es aquello cuya pretensión de ser algo de valor está apoyada por la reflexión y la investigación.

(La filosofía en el aula, pág. 336)

Partiendo de lo dicho, ¿cuál será, pues, el papel de la filosofía y, en concreto, del programa de Filosofía para Niños, respecto a la educación y al desarrollo moral del niño?
Para responder a esta pregunta tendríamos que partir del hecho de que una educación en valores no puede ser heterónoma sino autónoma: el individuo ha de ser su propio legislador, interiorizando y elaborando sus propias normas y valores. Esta autonomía sólo puede lograrla mediante un correcto razonamiento y en un contexto dialógico. Se precisa, pues, un desarrollo de habilidades de razonamiento que permitan pensar y argumentar con corrección y una comunidad de diálogo en la que realizar esta capacidad.
El diálogo es la condición para que se produzca la reflexión sobre los valores. Pero a su vez, el diálogo necesita unas condiciones que lo hagan posible. Digamos de otra manera que para que se pueda reflexionar sobre los valores se necesita partir de unos determinados valores: serían unos valores “procedimentales” (que hacen posible el procedimiento dialógico). Así, pues, al posibilitar y desarrollar el diálogo se están aceptando y educando ya unos valores básicos: autonomía, igualdad, respeto, imparcialidad, solidaridad…
Es evidente, por tanto, que una gran parte de la educación en valores consiste en animar a los niños a pensar sobre valores. Esto significa enseñarles a pensar con mayor habilidad y mostrarles cómo esa habilidad puede aplicarse a temas relacionados con los valores.
En este sentido, el Programa de Filosofía para Niños, dentro de la reflexión filosófica y concretamente de la ética, lo que pretende no es cambiar necesariamente las creencias de los niños, sino ayudarles a encontrar razones mejores y más sólidas para creer en aquellas cosas en las que, después de una cuidadosa reflexión, ellos han elegido creer. Por ello, no pretende básicamente proporcionar valores y máximas, sino facilitar y clarificar el proceso de valoración.
Esto es, en definitiva, lo que pretende el programa de Filosofía para Niños: desarrollar las habilidades cognitivas para posibilitar la reflexión crítica y autónoma sobre valores, utilizando para ello una metodología dialógica y unos materiales expresamente elaborados para este fin. Se trata, pues, de un proyecto educativo, que desarrolla una programación (curriculum y materiales) e implica una metodología (el diálogo en una comunidad de investigación).
Para este proyecto, pues, la educación en valores consiste en:

  1. Enseñar a razonar sobre valores, lo que equivale a:
    – Desarrollar destrezas cognitivas.
    – Enseñarles a aplicarlas al razonamiento moral.
  2. Llevar a cabo este proceso a través del diálogo, convirtiendo el aula en una comunidad de investigación.

Por ello, su objetivo no es presentar a los niños un conjunto de teorías éticas elaboradas, entre las que hay que elegir una conforme a la cual vivir, sino más bien dotarlos con los instrumentos de la reflexión, dentro de un contexto de investigación cuya metodología sea la de una permanente autocrítica y autocorrección.
Se entiende, pues, que respecto a otras posturas, ésta no pretenda inculcar valores (se parte de que el individuo los tiene), sino que trate de capacitar para pensar sobre ellos con espíritu abierto, reflexivo y crítico. Para ello trata de crear el ambiente adecuado, de ofrecer el procedimiento pertinente, de proporcionar los instrumentos más útiles y de desarrollar las habilidades de razonamiento más necesarias.
Aprender a pensar no es, sin embargo, el fin último pretendido, sino sólo el medio para lograr la mejor relación con el contexto, con el mundo circundante, a través de la comprensión de las situaciones, la adquisición de sentido y la actuación coherente.

 

 


 

APLICACIÓN EN EL AULA

Para llevar a cabo el programa Filosofía para Niños Lipman elabora unos materiales adecuados y capaces de lograr los objetivos que pretenden: desarrollar un pensamiento crítico y creativo, y facilitar su aplicación mediante una metodología adecuada.

Los pasos que se siguen en la aplicación del método en el aula se podrían resumir del siguiente modo:

1. Se dispone a los alumnos en círculo para posibilitar el diálogo.

2. Se lee un capítulo o episodio de una de las novelas. Para ello, se pueden emplear distintas técnicas de lectura: un párrafo cada uno, lectura dramatizada, etc. También el profesor lee cuando le llega su turno.

3. Luego se pide a los alumnos y alumnas que formulen en forma de pregunta cuantas cuestiones les haya sugerido la lectura. También para esto se pueden emplear diversas dinámicas de trabajo.

4. Las preguntas se van escribiendo en la pizarra, indicando junto a ellas el nombre de la persona que la formula y la línea y página de la novela que la sugiere. Los alumnos y alumnas deben tomar nota de todas las cuestiones en su cuaderno de clase. Estas preguntas se convierten entonces en el plan de trabajo para el debate en el aula.

5. Terminado el listado de cuestiones, se les pide que seleccionen aquella o aquellas que deseen comenzar a tratar.

6. Con la primera pregunta elegida comienza el diálogo. El modo de dirigir el debate responde a las orientaciones que la propia metodología propuesta por Lipman nos ofrece para conseguir un “debate filosófico”.

7. Para orientar y ayudar al diálogo se utilizan los ejercicios que aparecen en el manual del profesor correspondiente a cada una de las novelas. En el manual se ofrecen ejercicios, planes de discusión, cuestiones, textos, etc. que el profesor puede utilizar en su trabajo de orientación y coordinación.

8. Sin duda el diálogo planteará la necesidad de investigar y profundizar en determinados temas que se suscitan. En dicha investigación se pueden utilizar todos los recursos necesarios para llevarla a buen término: búsqueda de documentación, aclaración de conceptos, trabajos complementarios, etc.

9. Después de cada sesión, los alumnos y alumnas han de escribir un pequeño resumen y valoración de lo que juntos han debatido: es lo que llamamos “página de diario”. La lectura de uno de ellos puede servir como introducción para la siguiente sesión.

10. Cuando el tema se da por debatido es importante recoger todo lo que se ha aportado, para ello se puede confeccionar una redacción que ocupará un lugar específico en el cuaderno de clase.

Por otra parte, la metodología que Lipman propone es sumamente abierta y permite la utilización de múltiples técnicas didácticas (clarificación de valores, discusión de dilemas, role-playing, etc.). Posibilita y exige la adaptación a las circunstancias y condiciones concretas en que se vive (intereses de los alumnos, problemática del barrio, del país, etc.).

De este modo:

  • Los niños se plantean cuestiones filosóficas.
  • La Filosofía puede adquirir un papel importante en la educación desde los primeros años de la infancia. Entendiendo la Filosofía como el ejercicio de un pensamiento riguroso, crítico y creativo, que trata de aclarar y dar sentido a un variado conjunto de temas que preocupan a los seres humanos (a los niños también).
  • Este ejercicio filosófico se debe realizar en el contexto de un grupo.
  • La clase se debería convertir en una comunidad de investigación, en la que todos tomen parte para buscar respuesta a los temas de su interés.
  • Se debe hacer posible que aprendan a expresar sus opiniones, a hablar y a escucharse, a comparar unas ideas con otras, sustituyendo así la competitividad en el aula por el esfuerzo conjunto.
  • La educación para aprender debe ser sustituida por la educación para pensar. Se necesita tanto un ciudadano instruido como un ciudadano que piense.

 

MATERIALES

 


 

PRENSA

Reportajes.

Filósofos de corta edad: Cuadernos de Pedagogía dedica un reportaje a Filosofía para Niños

Para todos La 2: Programa dedicado a Filosofía para Niños

 

Vídeos.

La aventura de pensar: Programa 3/18 en la Escuela Ginebró, Llinars del Vallés (Cataluña)

Alumnos del CEM hablan sobre la Pasión en una clase de Filosofía en un escenario

 

“La gran pregunta”, programa de iniciación a la filosofía.

https://youtu.be/hOVVmG5pn4I

“Padres Modernos: Filosofía con Niños”, Programa deTeleVida, Colombia

 

Prensa.


 

ENLACES

Noticias y reportajes:

 

Filosofía para Niños en España:

Filosofía para Niños en el mundo:

  • “La gran pregunta”, programa de iniciación a la filosofía:

http://www.youtube.com/watch?v=hOVVmG5pn4I

  • “Padres Modernos: Filosofía con Niños”, Programa de Televida, Colombia.
  • Documental, “La educación prohibida”:

 

Colegios donde se practica FpN:

Colegio Europeo de Madrid

Ctra. La Coruña Km.19. C/ Cólquide, 16. 28231
Las Rozas, Madrid
Tel.: 91 636 19 19

 

CEIP Julio Verne, centro bilingüe español-francés.

C/ Iñigo Manuel Marín Sancho Nº 20, 50011 Zaragoza.
Tel.: 876 26 31 00